Punto de Vista. El tema de hoy. Se dice que la soga se parte por el lado más débil.
Con
frecuencia escuchamos esta frase, a
veces como justificación y otras ante
situaciones donde aparece la duda o la inseguridad. En la práctica la soga es un elemento de disímiles usos y en ocasiones imprescindibles
, son de
variadas formas, grosor y resistencia además las hay suaves, rugosas, lisas, en
fin de esos artículos que nos
acompañan. Las hay útiles hasta para retener un barco en el muelle o sostener la fuerza de
un embravecido animal salvaje. Así como otros usos domésticos y para
colgarse de un árbol.
La soga es útil pero no imprescindible, pero necesaria. Somos como una soga
que ata, desune, y también une, sobre
todo cuando la atadura es fuerte,
diría que según sea el nudo. Pero la
realidad es que no hay nudo que no pueda desatarse ni atadura
que con el tiempo no ceda.
Al
encontrarnos un nudo impresionante que
no nos cause desaliento, de las peores situaciones se sale con el tiempo y la confianza. Si fuera necesario pediremos ayuda eso no nos
hace más frágiles. La soga que te aprisiona y amordaza es la misma
que amarra vínculos, la misma que
te puede unir a los amigos. Tú puedes manejarla y Exponerla
o más floja o más fuerte, no es
ella la determinante, eres tú y somos
nosotros.
Fíjese si ese objeto es importante en la vida que la primera
soga con la cual nos encontramos es el
cordón umbilical sin ello no hay vida posible. Será por eso nos pasamos el tiempo tendiendo
amarras, creando lazos, generando ataduras y uniendo cabos. Pero
la intensidad de los amarres y la fuerza
de los nudos están en manos.
Aunque nos cuesta darnos cuenta
solo depende de nosotros la intensidad
de los lazos. Nos queda aprender a
regular esa acción.
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