Punto de Vista. Reconocer no es Conformarse. “Componentes de la programación mental”. Algunos tipos de fantasías. Dedicado a una Psicóloga Clínica, incorporada recientemente al círculo de seguidores de la página. -
La
autoestima del individuo se puede ver afectada por las llamadas fantasías como
componentes de la “programación mental”.
Comentaré algunas de estas vinculadas a lo
cotidiano en esta época de preocupación, dificultades de cualquier tipo,
limitaciones económicas por los altos precios en todas las esferas y los
molestos apagones que nos obligan a buscar alternativas y generan inestabilidad
psicológica para el desempeño de una resistencia creativa. —La preocupación;
fantasía que nos lleva a considerar que si nos preocupamos mucho por las cosas
que pasan y por resolver las carencias, estas mejoran o cambian y les aseguro
que resulta lo contrario ya que si constantemente estamos haciendo el juego a
situaciones negativas las posibilidades de solución nos crean un estado de
confusión limitante del entendimiento. Lo mejor, ocuparnos del asunto en el momento
necesario y no antes de tiempo.
De la perfección. ¡ah! Eso nos ocurre al
esperar de los demás y de nosotros mismos. Nos mostramos exigentes,
intolerantes y casi nunca conformes con lo que podemos lograr. Eso nos hace
enfrentar cada día una nueva frustración, luchamos con trámites lo imposible
(aunque soy de los que cree, que un mundo mejor es posible).
Del desastre. Siempre estamos esperando lo
peor en todo, hemos perdido la esperanza, vemos todo oscuro, sin solución, le
dimos más crédito a lo mal intencionado, de antemano acúñanos que la gestión
nos va a salir mal, el conocido “métete el gato”. Ante una idea sobre algo
nuevo, ya esperamos el fracaso, nos desalentamos y lo hacemos a los demás. Vamos
camino a la inmovilidad, nos quedamos inertes. De la víctima. “Que salió
estoy”, no logro que nada me salga bien, las circunstancias me engañan. No
reconocemos la responsabilidad en los resultados de nuestros actos. Buscamos
causas externas o como escribí en páginas anteriores, buscamos un culpable, le
pasamos a otros el problema. No me queda más que sufrir y aguantar.
El adivino. Nos parece poder adivinar lo que
otros están pensando de nosotros y hasta imagínanos las intenciones que traman.
Pensamos que lo que piensan sobre nuestra conducta no es bueno, nos van a
perjudicar y disfrutar cuando nos vean en problemas y contratiempos. Nos
conduce a exigir que quienes nos rodean conozcan cómo estamos pasando. Si no
nos complacen en lo que suponemos “que deben saber” de nosotros aseguramos se
trata de una mala intención.
El campeón. Desarrolla un fuerte espíritu de competencia. El pensamiento está basado en ganar siempre e todo y mucho.—no importa lo que cueste—. No permitimos que nos superen, nos critiquen, nos señales errores. Si ganamos, la euforia nos envuelve. Poco tiempo pues ya estamos preocupados por el próximo combate. De no ganar viene la depresión vamos al desquite por lo que nos valida es el resultado. En mi pueblo hay un eslogan que dice: Tu vecino se alegra que estés bien, que tengas éxitos, pero no más que él. ¿Cuál es tu fantasía?...