Lecturas para el alma, la meditación y la risa

Lecturas para el alma, la meditación y la risa
Por: José Francisco Martínez Ortiz

miércoles, 19 de octubre de 2022

Entre el surco y el plato.

 Punto de Vista. Reconocer no es Conformarse. Entre el surco y el plato. Tomo de la revista Bohemia, de la sección “pensándolo bien”, del 22 de enero de 2016, página 41. El siguiente texto, por su vigencia y muy anterior al reordenamiento de la economía. Cito: Desfavorables estados de opinión reciben hoy la agricultura cubana y la comercialización minorista de sus producciones, por los altos precios de venta y el desabastecimiento en los pocos agro mercados estatales, y del EJT, que han quedado activos. El problema no es nuevo. Tampoco es un hecho aislado del resto de los mecanismos económicos existentes en el país. Expertos en la materia señalan entre las causas de los elevados precios para el consumidor: la insuficiente producción en los campos, la doble circulación monetaria y cambiaria, la influencia ejercida por las tarifas de ventas de los diversos mercados expendedores de alimentos en Cuba, y el bajo poder adquisitivo del CUP. Se añaden ahora al parecer la creciente especulación de los intermediarios y la incertidumbre provocada por el anuncio de buscar soluciones al asunto, según la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), además de un enero lluvioso, que hace muy difícil la extracción de productos del agro.

Para un tema tan complejo no hay correcciones sencillas, como puede ser el tope de los precios de venta minoristas, que en algunas provincias han surtido buen efecto, pero habría que ver si su práctica extendida resulta conveniente, pues los intermediarios, al faltarles el amparo de la oferta — demanda, pueden buscar otras salidas con cotizaciones más elevadas aún. Otra variante propuesta es topar el margen de ganancias comercial.

Habría que estar entonces actualizados sobre cómo en otros países implementan tal disposición y, desde luego, contar con adecuados mecanismos de control.

Muchas veces se apunta el dedo acusador hacia el campesino, sin conocer que este eslabón de la cadena se lleva la menor tajada. Son los intermediarios, léase camioneros, carretilleros, tarimeros, entre otros — quienes aumentan hasta 20 veces el valor de los productos, mientras pasan de mano en mano, y se embolsan las mayores ganancias en el negocio de los alimentos. Así lo aseguró el diputado por el municipio de Yaguajay, Israel Pérez cuando ante la ANPP habló del “mercanchifleo” de muchas manos que no son las del productor.

Aunque el agricultor no queda libre de polvo y paja cuando entrega cosechas de campos enteros y hasta los frutos de los árboles a los intermediarios, es preciso sopesar el malestar que les causan las empresas estatales, cuando incurren en impagos. A finales de diciembre, (2015), la deuda ascendía a 150 millones de pesos. A mi juicio (comenta la autora del artículo), hay que juzgar además las inoperancias de las estructuras organizativas estatales, tanto de la Agricultura como del Comercio Interior, cuando hacen exiguas contrataciones al productor, o no realizan a tiempo las recogidas de las cosechas convenidas.

También llevan su carga de responsabilidad los organismos encargados de controlar las disposiciones y legislaciones vigentes, y sobre todo, quienes deben tomar el pulso a los experimentos implementados, para enderezar a tiempo aquellos que contradigan su esencia [...] Por todo lo anterior, los ciudadanos se cuestionan no solo a los mercaderes que abusan, sino también a quienes les permiten continuar con la elevada cotización de una libra de tomates, de ajíes, una col o una mano de plátanos. Con la comida del pueblo no se juega. Seis años y diez meses después de ese análisis, del impacto de la intervención del referido diputado espirituano que logró encender la chispa de la esperanza a sus coterráneos y de otros territorios, como el cuento más corto del mundo del conocido autor Augusto Monterroso, cuando escribió: “Cuando despertó el dinosaurio estaba ahí “. O referido a la famosa canción, interpretada por varias agrupaciones, que dice:”..,el cuartico está igualito!.

Aunque con algunas modificaciones en negativo, en la fecha del artículo se dice el incremento en 20 veces, en la actualidad sólo algunos productos lo hacen en ese valor, la mayoría no tiene límites, pues se incrementan por día. Y sobre los precios topados, además de lo demás, genera un resultado negativo colateral y muy perjudicial, como resulta que solo el precio topado es para exhibirlo en la pizarra de precios (los comerciantes dicen que es para los inspectores).Que hecho de tolerancia más perjudicial, e irrespetuoso, por demás inmoral, y engañoso. No ha de ser más honesto, menos dañino en la formación de los niños y adolescentes y sobre todo a los ancianos el poner el precio real, del producto que además denota la falta de respeto que gana la autoridad correspondiente al permitir lo que se pudiera llamar “tolerancia, falta de control y el supuesto papel, de la anunciada “Protección al Consumidor”. Que las mil y una razones para una deprimida producción, por falta de las necesarias condiciones para ello sean insalvables de momento, por todo lo genera la creciente inflación, se incrementen los precios. Dónde queda la manejada “ficha de costo anunciada en los primeros momentos de la implementación de las medidas? Qué impide a las autoridades correspondientes, controlar y exigir por lo que los organismos gubernamentales correspondientes actúen contra quienes violan lo dispuesto. Del fenómeno no escapa nada, lo mismo en la alimentación, los servicios y del transporte, ni hablar, hasta abordar un coche tirado por caballos, aunque sea una cuadra, cuesta un día de trabajo y si es un jubilado caminar. No olvidemos un refrán que dice: ...A rio revuelto, ganancia de pescadores”.., y la agregamos, perdidas a los consumidores. Punto de Vista, si no coincide no es estar equivocado.

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