Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. El cuento de hoy. Serie cuentos variados.
Por una de
las numerosas sitierías del centro del país, un isleño a quien conocí tenía un
inmenso cariño por los gatos, tanto era que cualquier animalito que encontrara
abandonado en el camino real, guardarralla, callejón o trillo lo tomaba y hasta
el rancho de guardar maíz no paraba. Ahí podía ver felinos de los más diversos
colores compartir y además según él cumplían una función importante pues
estaban atentos a evitar la presencia de las ratas y ratones en el improvisado
almacén o en el rancho vara en tierra depósito de los instrumentos de trabajo
desde los frontiles, el yugo para los bueyes hasta un par de hamacas de saco
para la siesta del mediodía de los partidarios. Decía: — duerma tranquilo que
por aquí no hay rata que aparezca a media legua.
Alguien le había comentado sobre un gato
elegante que había en la casa de un familiar en el pueblo, sobre el color,
mansedumbre y convivencia con las personas, además— le decía—, mire ni maúlla.
—Caraj, mi
amigo si me dice donde vive tu pariente, de que vaiga al pueblo, lo primero que
voy a hacer es llegar a esa casa. Ofrecida la dirección verificó una y otra vez
la forma de llegar donde el reconocido gato. No tardo mucho en que tomó la
guarandinga de Antolín, isleño también y…,al pueblo. Ratificó la dirección con
el chofer que conocía la familia donde vivía el gato.
Cachimba con su correspondiente carga de
picadura de su cosecha a la boca ansioso por en encontrar el objetivo, — hasta intención
de ofrecerle hasta un puerco a cambio del prospecto. Después da algunas cuadras
caminando y preguntando, al fin en una ventana enrejada de muro interior, el
gato, presentía algo increíble, pero gato al fin, le esperaba la sorpresa de la
vida, —según comentaba con la familia y vecinos de la sitiería. Una elegante
señora acaricia al felino, no sabía cómo dirigirse a la elegante mujer
orgullosa de su animal.
Decidido:
Señora, he venido del campo a ver su animal, me han hablado mucho sobre el, se lo
compro y pago bien. Eran muchos los deseos de venir hasta aquí y al fin estoy
ante la dueña de ese animal que quiero tener. —Señor, me está enamorando así,
de así? —No, no se confunda le hablo del gato ese, yo tengo varios allá en el
campo, pero como ese tan lindo, ninguno. Ud me perdona por una pregunta que le
voy a hacer, antes lo observa en detalles, lo serio, el color de los ojos, un
collar al cuello, y sobre todo el abundante pelo y grosor del rabo. —Dígame
mujer que clase de gato es ese o de qué raza?. —Mire amigo, ese gato es de
Angora. Queda de momento pensativo. —Por qué usted lo sabe?, —sobre todo porque
tiene el rabo gordo y peludo. — Quien me lo iba a decir, tanto tiempo siendo yo
de ese lugar y no lo sabiaaaa.....!