Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. Versionando fábulas.
Ratones malditos ratones.
Un
comerciante ante la necesidad de viajar a la capital en gestión de mercancías, depositada en un pequeño cajón de madera monedas de plata de sus ahorros lo deja bajo
el cuidado de un vecino. Le pide
conservar hasta su regreso. Demora en
las gestiones y en visitas a familiares y amigos permanece algún tiempo fuera
del barrio. Al regreso se dirige a
donde el vecino para recoger el cajón con las monedas. Por lo visto el vecino no tenía por costumbre
ser honrado y con frecuencia decía
mentiras le contestó:. . amigo cuanta pena tengo para más cuidado lo guardé en el rancho de maíz bien escondido para si alguien
sabía de su existencia en mi poder y los ratones, malditos ratones se comieron el cajón y lo que contenía a pesar de haberle puesto
veneno, verás no tengo culpa.
Ante tan ingenua justificación fingió creer la
historia, días después se apoderó del pequeño hijo del vecino y lo escondió. Lo invitó a comer con el pretexto de compartir
y comentar sobre el suceso.
No puedo
aceptar, estoy muy triste con la pérdida del muchacho, es mi adoración y mi
capital, nada me puede quitar la pena.
— No se apene no sufra seguro lo hallará; ayer en la tarde vi como un cuervo lo tomaba en el pico y se dirigió hasta el bosque que se ve desde aquí. — ¿Cómo puede ser? No es posible que un ave tan pequeñita pueda llevarse una presa tan grande! — no se da cuenta que es imposible. No sé cómo podría ser, pero lo vi con mis propios ojos y no lo dude, yo lo afirmo. Nadie puede extrañarse en un país donde los ratones, malditos ratones se comen un cajón con monedas de plata haya cuervos que se lleven un niño. . . el vecino comprendió el mensaje del comerciante; le devolvió el cajón y recobró el hijo. ¿Qué le parece ?. . .