Lecturas para el alma, la meditación y la risa

Lecturas para el alma, la meditación y la risa
Por: José Francisco Martínez Ortiz

lunes, 4 de diciembre de 2023

Si de construir con madera se trata, elegir la que no se deforma.

 

Punto de Vista. El tema de hoy. Si de construir con madera se trata, elegir la que no se deforma.


En los años de adolescente  cuando recibía  instrucciones  para el futuro, al asumir supuestamente las funciones de heredero propietario de la finca del abuelo y otras propiedades, aprendí que si de construir con madera se trataba, fuera no en sí de la más dura sino  de la más resistente, que no se deformara al ser convertida en puertas, muebles, vigas de techo entre otros usos.

De  ahí  aprendí  que no siempre lo más duro es lo más resistente. Habría que buscar aquella que diera satisfacción por sus características, de fortaleza, color, textura. La mejor y muestra de ello se podían  encontrar los diferentes muebles  construidos en tiempos pasados y han resistido el  paso del tiempo hasta nuestros días. La buena madera es la que  en su uso no se deforma, no cede, no se quiebra fácil y se resiste al ataque de los bichos que la corroen.  Es aquella  convertida en muebles, puertas y sostén  cumplen  con lo esperado.

Pensando  en el proceso de formación de la madera, se me ocurre  llevarlo al plano personal en cuanto,  el árbol de calidad para construir, como los demás no elige  el  suelo en que crece. El agua  para regarla, el sol  necesario para crecer, ni el momento apropiado para dejar de crecer.  Pero además  no decide hasta cuándo estará viviendo, mucho menos  en el objeto a transformarse. 

En nosotros muchas de esas  decisiones  si están  en nuestras manos, por cuanto más  allá de nuestra  procedencia o historia tenemos la  capacidad  de elegir aquello en  que nos podemos convertir.  Es posible aspirar ser como ‘’la buena madera’’, no  tan duros pero resistentes. Condición  a la cual nos debemos para enfrentar los retos de la vida cotidiana. Recibir la recompensa  y ganar el lugar adecuado equivalente al objeto  elaborado con la madera de calidad, la que no se deforma o se quiebra. El éxito  ya lo hemos comentado, no depende totalmente de la suerte, es decir no es ese árbol nacido  por la casualidad.

La  buena madera se cultiva, es predecible  si no tiene nudos ocultos  que la hagan quebradiza, aparenta la fortaleza y resistencia apropiada, es flexible y debe haber cumplido el necesario ciclo de madurez.  Por cuanto la madera aunque  de  la calidad óptima si está verde  o no totalmente madura  seguro  va cambiando con el paso del tiempo y el ambiente, modificando su estructura  y  se reflejará  en el objeto transformado.

La madera más segura y confiable  procede de árboles de lento crecimiento, soportan mejor las inclemencias  del tiempo y del lugar  donde crecen,  a diferencias  de aquellas que han crecido muy rápido y se desarrollan con facilidad, son más frágiles.

Así nos ocurre  y funcionamos de igual manera, crecer  sanos y fuertes  lleva tiempo, ser confiables  demanda madurez, y sobre todo  ante la vida cotidiana en estos tiempos necesitamos  desarrollar  la capacidad de resistencia  como la madera buena, no por dura sino como resultado  de la formación.

En esta comparación como hemos expresado en Puntos  de Vista anteriores, alcanzar logros es posible  por el trabajo talentoso y honrado, la medida del éxito  no es medible solamente por números.  Es importante tener en cuenta  cómo lograr nuestros objetivos. Concepto muy cuestionado en esta época  por cuanto predomina la  idea de la vida  fácil, lo que equivale  a la construcción  de  un determinado objeto  con  madera de baja calidad y sin resistencia a los embates del tiempo y de las circunstancias.

Finalmente  ser  "de buena madera" es importante para sentirnos  satisfechos con nosotros mismos.    

 

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