Punto de Vista. El tema de hoy. Si de construir con madera se trata, elegir la que no se deforma.
En los años de adolescente cuando recibía instrucciones para el futuro, al asumir supuestamente las funciones de heredero propietario de la finca del abuelo y otras propiedades, aprendí que si de construir con madera se trataba, fuera no en sí de la más dura sino de la más resistente, que no se deformara al ser convertida en puertas, muebles, vigas de techo entre otros usos.
De ahí aprendí que no siempre lo más duro es lo más resistente. Habría que buscar aquella que diera satisfacción por sus características, de fortaleza, color, textura. La mejor y muestra de ello se podían encontrar los diferentes muebles construidos en tiempos pasados y han resistido el paso del tiempo hasta nuestros días. La buena madera es la que en su uso no se deforma, no cede, no se quiebra fácil y se resiste al ataque de los bichos que la corroen. Es aquella convertida en muebles, puertas y sostén cumplen con lo esperado.
Pensando en el proceso de formación de la madera, se me ocurre llevarlo al plano personal en cuanto, el árbol de calidad para construir, como los demás no elige el suelo en que crece. El agua para regarla, el sol necesario para crecer, ni el momento apropiado para dejar de crecer. Pero además no decide hasta cuándo estará viviendo, mucho menos en el objeto a transformarse.
En nosotros muchas de esas decisiones si están en nuestras manos, por cuanto más allá de nuestra procedencia o historia tenemos la capacidad de elegir aquello en que nos podemos convertir. Es posible aspirar ser como ‘’la buena madera’’, no tan duros pero resistentes. Condición a la cual nos debemos para enfrentar los retos de la vida cotidiana. Recibir la recompensa y ganar el lugar adecuado equivalente al objeto elaborado con la madera de calidad, la que no se deforma o se quiebra. El éxito ya lo hemos comentado, no depende totalmente de la suerte, es decir no es ese árbol nacido por la casualidad.
La buena madera se cultiva, es predecible si no tiene nudos ocultos que la hagan quebradiza, aparenta la fortaleza y resistencia apropiada, es flexible y debe haber cumplido el necesario ciclo de madurez. Por cuanto la madera aunque de la calidad óptima si está verde o no totalmente madura seguro va cambiando con el paso del tiempo y el ambiente, modificando su estructura y se reflejará en el objeto transformado.
La madera más segura y confiable procede de árboles de lento crecimiento, soportan mejor las inclemencias del tiempo y del lugar donde crecen, a diferencias de aquellas que han crecido muy rápido y se desarrollan con facilidad, son más frágiles.
Así nos ocurre y funcionamos de igual manera, crecer sanos y fuertes lleva tiempo, ser confiables demanda madurez, y sobre todo ante la vida cotidiana en estos tiempos necesitamos desarrollar la capacidad de resistencia como la madera buena, no por dura sino como resultado de la formación.
En esta comparación como hemos expresado en Puntos de Vista anteriores, alcanzar logros es posible por el trabajo talentoso y honrado, la medida del éxito no es medible solamente por números. Es importante tener en cuenta cómo lograr nuestros objetivos. Concepto muy cuestionado en esta época por cuanto predomina la idea de la vida fácil, lo que equivale a la construcción de un determinado objeto con madera de baja calidad y sin resistencia a los embates del tiempo y de las circunstancias.
Finalmente ser "de buena madera" es importante para sentirnos satisfechos con nosotros mismos.