Lecturas para el alma, la meditación y la risa

Lecturas para el alma, la meditación y la risa
Por: José Francisco Martínez Ortiz

domingo, 12 de marzo de 2023

No hay, pero yo tengo

 Punto de Vista. El tema de hoy sobre las andanzas de Manuel y Musiño por el reparto Canarias de Cabaiguán. De nuevo desempolvando la hemeroteca.”No hay, pero yo tengo”. Artículo de la revista Bohemia,año 97/No 8. de La Columna. Página 36.

 

Talled de reparaciones de electrodomesticos. Foto tomada de internet.

—Manuel, vengo ahora del taller de servicios que fui a llevar la olla arrocera que tiene problemas y me dijeron, no hay la pieza, pero si quien tiene...!

—Mira Musiño, no te extrañes eso no es de ahora, como te comenté hace unos días, eso es viejo y como nosotros viejos también y no tenemos solución...!

—No me digas Manuel, y por qué tú lo sabes?

—Te lo muestro ahora mi socio, mira esta revista Bohemia, la compré cuando eran a peso y todas las semanas, es del día 15 de abril de 2005, el mes que viene cumple 18 años y ya ese tema estaba en ambiente, fíjate si el asunto “viene de atrás. —En lugar de decir; yo sé quien tiene, es más claro, cuando se criticaban esas cosas..! Dice la revista: No hay, pero yo tengo.

Pues parece ser que ahora el alambre de cobre, ese usado para enrollar motores, crece silvestre en los jardines y parcelas como la verdolaga. No queda otra cosa que pensar luego de escuchar a un trabajador de esos establecimientos dedicados a arreglar equipos electrodomésticos:” Aquí no damos ese servicio, pero yo se lo puedo hacer; le cuesta 10 chavitos nada más”.

Nada más? Ya es lamentable cuando los particulares, esos que pagan impuestos y tienen su tallercito, cobran sumas similares por enrollar el motor de mi batidora, qué decir entonces de quienes burlando él fisco, lucran desde las propias entidades estatales, aprovechando las posibilidades que les da su propio trabajo, por el cual ya devengan un salario?.

Y la indignación sube de quilates al reflexionar que estos señores no cultivan el alambre de cobre en sus jardines, lo roban de algún almacén o taller, mediando una larga cadena de ilegalidades y descontroles, que reposa impune tras el ofrecimiento del técnico. Para colmo, además, lo hacen como si estuvieran tirándote un cabo, haciéndote el gran favor. Aún cuando el “favor” lo anuncian con voz casi susurrante, el fenómeno es conocido. Con diferentes rostros, asoma lo mismo cuando llamas para arreglar una lavadora, llevar el televisor o la grabadora. “No hay, pero yo tengo.”

La convocatoria es a tensar cuerdas contra la corrupción, contra las ilegalidades, que a veces son toleradas y hasta saludadas amigablemente, cuando decides comulgar con lo incorrecto, para no quedarte sin batidora. Muchos motivos justifican este llamado: esas reparaciones clandestinas, además, se hacen con materiales salidos de las propias arcas estatales, cuya alimentación las posibilitan las contribuciones, el trabajo del pueblo.

—Verdad Manuel, fíjate, eso nació mal, ese árbol nació torcido, se cumple el refrán que dice; “árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza”. Y nos dicen que ahora, que patatín, que patatán, que la pandemia, que si el bloqueo, en definitiva las cosas las hay. Existen, el Estado las tiene. Y hay un jefe en el taller, en el almacén, en la empresa, y en el, y él. Y estructuras como dicen los que saben.

—Mira, ahora mismo, los problemas con la harina afectan la elaboración del pan de la cuota, anoche mismo llegó el pan a la Juventud y muchos viejos, yo incluido no fui a buscarlo por no salir de noche, pero un vecino compró hoy temprano un pancito suave, chiquito de esos de tres pesos a $100, pero tú y yo no podemos, no trajeron la leche. Y, bueno...

 —Si Musiño, pero el pan está a teleras en todos los puntos particulares, es verdad a $180 la bolsa con no sé si 6 u 8 panes de bola chiquito. O la galleta a $130 unas galletitas. No llegan a 20. Y pizzas las que tú quieras, pero los más baratos y del tamaño de una peseta de 40 quilos que existió una vez a $60 y hasta mucho más de $100,

—La suerte que a mí me dan acidez...! Y no hay harina.

—Con qué las hacen?..,

—Como dice el artículo de la Bohemia. “No hay, pero yo tengo”.

—Bueno Musiño, dejemos el tema pa’ otro día, ya está oscuro, para seguir leyendo y parece que la corriente va a demorar.

—Trata de no pasar por donde Pancho Garafiano, porque te va a decir que tú inventaste eso.

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