Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. El cuento de hoy. De la serie cuentos variados. —
Una de las parteras formadas en la época donde
a la mujer no les estaba permitido ascender a muchas profesiones, se encargaba de
ayudar a mi madre a traerme al mundo. Había ocurrido en un pequeño poblado, al
estilo macondiano, como en Cien años de soledad, del célebre Gabriel García
Márquez. La crianza se produce en una familia de siete hermanas, la casona
parecía como un convento, y en ese medio el varón de la familia. El abuelo
buscando un heredero para la continuidad de los negocios había logrado siete
partos en escalera de su noble y joven esposa —mi abuela—.Así transcurren los
primeros años y a la escuela con una maestra privada, ahí estaba la instrucción
y en el medio familiar la educación. En la temprana adolescencia el
entrenamiento para la administración de los negocios y propiedades. Entre ellas
una finca a un poco de más de dos leguas del poblado, una casilla para la venta
de carne de res, sacrificada muy próximo,(demoraba en venderse), refresquera
con variedades de jugos naturales con frutas producidas en el solar, a unos
metros de la casa. Naranjas, guanábana, chirimoya, anón, mangos, fruta bomba y
además una guarapera. También de la familia un bar con un billar, donde los
vecinos y zonas aledañas acudían los fines de semana, a disfrutar del juego de
los tacos y las bolas y tomar, cerveza Hatuey, con el indio de 12 grados,
Cristal, Polar y hasta la conocida Cabeza de Perro o negra. Para las mujeres y
niños a escoger entre Coca cola, Iron beer, Cawi, Pepsicola , Cuquito, malteada
y la popular Materva, que si no la mejor, la más grande. Se enfriaban en un
refrigerador Westinghouse de luz brillante, las empleadas, de la familia. Las
tareas de preparación variadas y sistemáticas, jugar billar, coimiar(anotar las
jugadas y cobrar). Fin de semana, revisar la chapea de potreros, recorrer la
finca, los linderos y controlar al moreno en compañía de la esposa que en un
bohío de tablas de palmas y piso de tierra cuidaban los animales. Le gustaba
tener el conocido arroz con leche, servido en lácticas de leche condensada, no
lo probaba, el abuelo se merendaba hasta cuatro de esas laticas. De esas
acciones provienen las enseñanzas y refranes presentes en toda la obra
literaria, muchas presentes en el libro en preparación “Estampas del Barrio “ donde
se describen numerosas ocasiones aplicando lo aprendido, de ahí las ya
mencionadas en otros textos como; “según sea el perro, se le da el turronazo “,
o “no hay jutia que aguante tres pedradas en un palo “, “si la carreta suena,
viene vacía”, “ si lo que vayas a decir, es mejor que callar, habla...!
Presbiteriano por ideología, ese sería mi condición espiritual. Para ello
compra un solar al lado de la vivienda, a un señor muy conocido del barrio,
conocido por Leandrito, especialista en reparar calzado (zapatero remendón),
salvador de los pobres, su esposa la reina en tostar maní y envasados en
cucuruchos los hijos se encargaban de la venta, al módico precio de cinco
centavos. Donde se encontraba el limpio bohío con un bello y oloroso jardín,
con decenas de abejitas Libando el polen de mariposas, mar pacifico, azucena,
girasol y otras. Se levantó un moderno edificio (para la época, 1958 del pasado
siglo).Se convirtió en el lugar más importante del poblado, planta eléctrica
incluida para la predicación nocturna, escuelita dominical y de verano
.Actividades sociales para los adolescentes, selección de estrellas y luceros,
en fin una importante actividad formativa. De ahí las primeras manifestaciones
de amores en edades tempranas. El autor de esta reseña estaba seleccionado para
formarse como futuro Pastor de la iglesia, debía viajar a Philadelphia para
ello. Había sido o invitado por el Reverendo Cecilio Arrastia, en visita a la
inauguración de la naciente iglesia. El señor Arrastia, de Mision in
City Talk by Presbyterian Pastor. Para la época prevista, no se produce el viaje para la formación del
Pastor. La finca pasa a integra la recién formada cooperativa “Vanguardia
Socialista”, el billar queda hecho escombros, el bar se convierte en “tienda
del pueblo”, las demás actividades desaparecen, queda una de las siete hermanas
empleada del comercio. El solar se dividió en siete partes iguales, en la
actualidad solo permanecen dos viviendas de herederos, y el resto del solar,
sembrado de hermosas matas de plátano burro, de lo que no se autorizaba la
venta del producto, en el lugar donde se levantó la iglesia, se convirtió en un
organopónico, que cedió su espacio a un solar yermo, donde yace a unos
cincuenta centímetros de profundidad en uno de sus tacones una cápsula con un
mensaje al futuro, depositada por el autor, en espera de que en años venideros
se construya otra obra en el lugar, si es que fuera posible. En los años de
adolescente cuando acompañaba al abuelo en sus proyectos y sueños le escuché
decir: —En la vida humana, solo unos pocos sueños se cumplen, la gran mayoría
se roncan.”
—Y el nieto, pregunta usted —?. Se incorporó a
la Campaña de Alfabetización, y en la actualidad escribe para ustedes en las
páginas del Cuento de hoy, estas notas, que aparecen en el ya mencionado libro
en preparación.
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