Perseverar.

 Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. .

Perseverar.

 De nuevo un comentario con una desagradable experiencia. El escenario, la terminal No, 2 del Aeropuerto Internacional “José Martí”, de la Habana Cuba, el pasado 20 de marzo, en vuelo hacia Jamaica con tránsito por Islas  Cayman, con el objetivo de un encuentro familiar. Ya después del chekin para abordar el avión, un requisito del que no se tenía conocimiento y asegurado como no necesario, rompió el hechizo del programado encuentro, amén de los trámites y la inversión para su cumplimiento. Faltaba la autorización para permanecer por espacio de una hora en la escala del aeropuerto de  Cayman

De esa situación surge el presente comentario. De adolescente escuché las siguientes frases, “perseverar es triunfar” y “el que persevera triunfa”, del acervo refranero del abuelo. Años después pude conocer que Alejandro Magno, apreciando que el número de sus adversarios en las costas de Fenicia lo triplicaban y sus tropas se sentían derrotadas aún antes de iniciar los combates, dio la orden de desembarco y quemar las naves.”Quemad los barcos”, razón por la que podamos vencer y regresar a los hogares. Relato que nos convoca a reflexionar sobre alternativas necesarias en momentos determinados. No me considero entre los que permanecen esperando la ocurrencia de circunstancias para después dar lugar a quejas por lo sucedido. Quemo las naves, se impone enfocarse en lo que deseas, no permitir que la supuesta derrota invada la mente, avanzar frente a la adversidad transitoria y como he escrito en otros comentarios, “si no puedes cambiar el viento, ajusta las velas”.

Si aprecias que el escenario no es propicio para actuar y el panorama no te lo permite, lo primero es que creas en ti y no pierdas el control. Además de tus recursos piensa que cuentas con apoyo en momentos tediosos, no desesperarse, verás que afortunadamente habrá personas que ante nuestros tropiezos se disponen a acompañarte. Ahí la perseverancia, la mejor aliada. Momentos indescriptibles, gestiones infructuosas, páginas que no se abren, días de preparación, gestiones, trámites y gastos de aseguramientos se vienen abajo contra toda lógica y falta de información oportuna en el momento crucial. Elementos no presentes en el programa de preparación aparecen como definitorios. Solo la perseverancia evitó un final donde el estrés pudo hacer acto de presencia, del otro lado la familia esperando el encuentro y el riesgo de afectaciones por cuanto el contrato hotelero y aseguramiento de regreso estaban a nombre de quien no podía viajar. Al final fue un combate pírrico perdido, con una victoria de experiencia y aprendizaje de la infausta lección, donde como se expresa en la presentación de la página Reconocer no es conformarse.