Lecturas para el alma, la meditación y la risa

Lecturas para el alma, la meditación y la risa
Por: José Francisco Martínez Ortiz

domingo, 26 de diciembre de 2021

Misoooo, permisooo...

 Punto de vista. Reconocer no es conformarse. El cuento de hoy, de la serie cuentos variados. Con “misooo”-

 María es muy educada, para pasar o interrumpir, siempre pide permiso...pero no espera que se lo den. Como ella se cuentan miles cada día, en cualquier lugar y circunstancias, cuántas personas consideran estar autorizadas con solo decir la palabra mágica, lo mismo te empujan sin compasión, te dejan con la palabra en la boca o te cortan una conversación en su mejor momento. No se ha fijado cuántas personas después de pronunciar el referido vocabulario, a veces hasta a medias lo mismo te quitan el periódico o el libro de la mano, te envían el cigarro al suelo y ni se disculpan. Les nombro ladrones del permiso, secuestradores de las buenas costumbres. Si les recuerdas que han pedido permiso pero no se lo has concedido, verás como ponen la cara de ofendidos como si les fuera imposible escuchar lo que perfecto has dicho.

Algunos ni se toman el tiempo en pronunciar correctamente y es como si llamaran al gato, “miso”, “miso” y siguen hacia donde van, lo mismo al fondo del ómnibus, que dando un mochilaso o un codazo en la cabeza, y a más de una señora la han dejado con la cartera colgando, espectáculo propio del transporte público, en una cola en aceras congestionadas o el descenso de una escalera, tras el “miso” viene el atropello.

 Y si una voz protesta, “mijito suaveeee”, se defienden sintiéndose libres de culpas, “usted no me oyó que dije permiso señora?”. Y, si, la señora lo había escuchado pero no sabía que era el paso de un huracán el que venía.

Me contaron la historia de alguien que llevaba dos días ensayando para pedir un dinero prestado a un compañero de trabajo y cuando logró llevarlo aparte, le había hablado de los gastos que había tenido, que la mujer se había antojado de un no sé que, ya lo tenía al borde de llorar por tantos problemas y ya le iba a soplar el disparo, cuando justo en ese momento llegó otro compañero, se metió en medio, dijo “permiso” y con no sé qué excusa, se llevó al interpelado junto con los pesos que le iban a pedir.

 Decir en voz baja o gritar a voz en cuello “permiso” parece como otras cosas de actualidad un acto vacío, sin sentido, un simple formalismo para dar créditos a la mala educación. Porque, qué es si no lo aquí descrito y otras tantas vivencias que usted podrá agregar?. Al menos en esta tierra, que al decir del Almirante Cristobal Colón, “es la más bella que ojos humanos han visto...”.

Algunos alegan se trata para justificar que es la rapidez con que hoy se vive, a las urgencias que están a la espera y la orden del día, razón que puede ser válida mientras usted no sea el atropellado o el interrumpido. Entonces los argumentos hasta ese momento, el doliente los sustituye-en el mejor de los casos- por una exclamación salida del mismo centro del...disgusto: Que desconsideración caballeros, se ha perdido el respeto...!

Si coincide con este Punto de Vista, comparta y si le es posible, opine.

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