Lecturas para el alma, la meditación y la risa

Lecturas para el alma, la meditación y la risa
Por: José Francisco Martínez Ortiz

lunes, 27 de septiembre de 2021

Pasa Mirringuita.

 Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. El Cuento de hoy. De la serie Cuentos variados. -

Pasa Mirringuita. En una casa de un poblado de campo, había una perrita pequeña, peluda, suave y cariñosa, bueno, en las casas de campo es normal que haya un perro, casi siempre grandes, criollos como suele decirse para cuidar del patio en las noches y auxiliar al amo en el día en los trajines de los demás animales, desde agarrar una gallina, pastoreando una res en el potrero, alertando ante forasteros.

En las ciudades, perritos de razas, pequeños, mascotas urbanas, grandes como pastores, labradores y las mil y una variedades. Y no faltan los que merodean por las cafeterías, kioskos, portales de comercios y deambulan por las calles y vertederos buscando sobras de lo que sea, es decir llevando una vida de “perro”. Esa historia se repite desde Oriente hasta Occidente. Nombres, diversos. León, Campeón, Rinti, Canelo(a) y Moti, Lia, Candiña y miles más. Sobre perros un refrán que de niño aprendí, “según sea el perro, se le da el turronazo “, “perro que ladra, no muerde “ y más. Como decía una vecina, perro criollo, sato, o chulo en la calle, atrás de las perras, no tienen dueño. Perro con collar y de raza tienen amos. Así les cuento la historia de Mirringuita, la pequeña, peluda, suave y cariñosa perrita de una casa de un poblado de campo. Como ocurría hace muchos años, algunos de ustedes lo conocieron como este autor, las visitas a la novia se hacía generalmente los miércoles y domingos, a la vista de la “vieja”, que aprovechaba para tejer o zurcir la Rolpa en ese horario y de vez en vez, la correspondiente garraspera que anuncia estar viendo algo raro, como si a la chica la picaran las santanicas, esos bichitos que pican más que el caraj. En una de esas visitas el novio en el almuerzo había comido, chícharos huevo hervido, boniatos ensalada de aguacates y un vaso de leche al final, ya en la noche, irresistibles la ventazón. A la vieja le llega el aire contaminado, el novio trata de disimular, Mirringuita, cariñosa comparte la visita debajo del sillón, ya conocido el visitante. El hombre repite, la vieja alerta al animalito.— pasa Mirri,. Que alivio siente el novio al saber que tiene la perrita acostada debajo, descarga con más fuerza el viento, en fin la vieja la está azorando. Otro más y —pasa Mirringuita, que te van a cagarrrr.!

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