Punto de
Vista. Reconocer no es conformarse. El Cuento de hoy. De la Serie Cuentos
variados. Hace unos años por las calles del barrio, no se escucha el tilín
tilín de la campanita ni el alegre bullicio de los niños, paseando en el
pequeño y destartalado coche, conducido por un señor popular, cuyo nombre no
recuerdo, que por 20c daba vueltas por algunas cuadras, el coche tirado por un
burrito pequeño y peludo como Platero el del cuento de Juan Ramón Jiménez. Este
recorrido de cada tarde se disfrutó por varias generaciones. Aún se recuerda y
no dudo haya algún seguidor de esta página que paseó en el alegre coche y hasta
ayudara a sonar la campanita y darse el gusto de guiar al burrito en algún
momento, o tal vez acompañar a un pequeño por esa gira.
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Ilustración del burro, por el autor. |
Después de
la jornada y bañado el animalito lo ponían a pastar en un potrerito donde los
niños del barrio jugaban pelota.
De ahí y
con el burrito de protagonista surge este cuento: En horas de la tarde el padre
de un pequeño que conocía el animal, al regresar de la escuela, observa algo
extraño y le llama la atención el largo órgano reproductor que casi arrastraba
al suelo y fuera posible estuviese pensando en alguna burrita. Papá— alarmado
el pequeño—, que le pasará que tiene esa cosa colgando. — nada mi niño—, eso es
que está enfermo. No ofreció más explicación.
Al
siguiente día, el burrito pastaba donde siempre y en el camino por donde
transita el niño y esa tarde lo acompaña la madre. Niño al fin y compadecido,—
Mira mamá, seguro esta semana no puedo pasear en el coche porque el burrito
está enfermo... La madre mira, ve la enfermedad del noble burro y exclamó: “hay
mi hijo, yo quisiera que tu padre tuviera la salud de ese animal...”!
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