Punto de Vista. Reconocer no es conformarse. El Cuento de hoy. De la serie Cuentos variados. El tema de hoy, la secretaria. No solo se trata de una excelente canción del conocido grupo español Mocedades, muy escuchados en la década del 70, o década “prodigiosa”, así musicalmente como en el sentido de la explosión de tal oficio en esos años con el proceso de institucionalidad del país. Oficio con requisitos previstos por el órgano de trabajo, dentro de los que aparece el nivel de escolaridad (12 grados o técnico medio en la especialidad u otro de los otorgados en los Politécnicos de Economía. Y por supuesto otros no establecidos pero si de carácter imprescindible para ocupar la plaza. Entre ellos: jóvenes, buena presencia personal, inteligente, que tenga algún reconocimiento o recomendación sobre su actitud y aptitudes y no se haya visto involucrada en chismes, si es casada en infidelidades o algo que lesione la seriedad del organismo o la entidad. Una buena recomendación puede ser la del esposo de ésta, si es amigo del funcionario o de la esposa o novia que debe ser consultada en las verificaciones de rigor. Una condición adicional, la confiabilidad. Este tema a criterios del autor poco tratado en la literaturas y otras manifestaciones del arte y pueden ser motivos para varios cuentos y hasta para alguna novela. La secretaria, como dije debe contar con el reconocimiento de la pareja del director, conocerse y hasta compartir confidencias, tanto amorosas como laborales, y para ella nunca su esposo estará ausente, en una reunión importante o en viaje.(funciones propias del oficio ante las llamadas, solicitudes de despachos u otras situaciones. Es decir para garantizar el trabajo no puede “engañar” a quien la considera su amiga.
Las
secretarias son acreedoras de autoridad, pueden emitirle un documento, promover
una cita y cómo no, hasta conocer números telefónicos a los que no puede negar
la presencia en la oficina o en el lugar donde se encuentre. Es increíble el
poder de esa persona, se ha llegado a decir, que gracias a la experiencia y
dominio de la secretaria en la empresa son los resultados de los directivos.
Una frase que dice, detrás de un hombre de éxito hay una mujer inteligente,
pues válida para este oficio.
Hace un tiempo, por la introducción de la
tecnología en las oficinas, en un organismo cuyo nombre no es necesario
comentar, a solicitud de recursos humanos se coordinó un curso en informática,
y pasar la máquina de escribir al departamento económico.
Organizado
el seminario, una vez por semana (algunos directivos habían planteado que por
más tiempo no, porque imagínate sin esa persona en la oficina, que sería de él.
Al fin la inauguración, el plan de estudios, la frecuencia una vez por semana.
Que muchachas más bonitas, que vestuarios, no tanto interés por el curso
(algunas), que atención de la dirección, el chofer se encargaba de llevarlas,
traerlas, y de ocuparse de todo. (Otro oficio de alta confianza). No faltaba
alguna que sustituía la falta de talento con lo que sobraba de belleza. Uno de
esos encuentros en un receso, conversan las secretarias sobre temas del oficio
y experiencias en el cargo y relaciones con el directivo y sus familias. Así las
cosas, siempre algunas más reservadas y menos comunicativas y otras que se
destacan por lo otro. El próximo tema de la clase versaba sobre “la
comunicación” y observaba el desempeño de las alumnas y de que se habla. El
asunto principal de la entusiasta conversación trataba sobre cómo viste el
director o como otras decían, el jefe. —mi jefe es especial para vestirse,
siempre camisa de mangas largas, zapatos lustrados, olor a perfume y siempre
impecable, su esposa es detallista. Siempre al tanto de su presencia. —El mío,
tiene complejo de vaqueros, no se quita el sombrero, pantalón Jean, por
supuesto de marca y botines, pero es bueno. Pues fíjate y mi jefe, no está en
eso, un pulóver sencillo, de esos con el caimancito en el bolsillo y casi
siempre el pantalón de miliciano, tiene complejo de estar movilizado siempre.
Así una tras otra van describiendo a sus jefes. Una de las jóvenes escucha
atenta las descripciones pero no ha intervenido, o no es detallista al respecto
o no tiene experiencia. —Ven acá mi hijita, y tú no tienes jefe, no has dicho nada?
Si ya veo, cada uno tiene sus características, a veces las esposas influyen y
así...queda en silencio por un momento. Al fin—, lo que pasa es que yo nunca he
visto a mi jefe vestido...!
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